APÉNDICE I
Lectura de las nubes por Casandra Eason
Lectura de las nubes de Sam
A Sam que había trabajado en el mismo puesto administrativo durante veinte años, se le ofreció la posibilidad de una jubilación anticipada. Shona, su mujer, se dedicaba a las prácticas curativas y Sam había leído varios libros especializados con gran interés. Sin embargo, había vivido durante tanto tiempo pendiente del reloj, que no se le ocurría qué podría hacer si dejaba su trabajo, por lo que comenzó a considerar la posibilidad de esperar todavía un par de años más antes de jubilarse, a pesar de que admitía que se sentía ahogado en la oficina. La lógica siempre había sido la base de su vida, pero por primera vez tenía la sensación de que le fallaba. Finalmente, gracias a un empujón de su mujer, accedió a intentar despertar su lado más intuitivo por medio de la adivinación a través de las nubes. Salió un brillante día de primavera y vio las siguientes imágenes:
Nube 1: el asunto o las elecciones
Sam vio la imagen de un poni en una vía del tren, una memoria de su niñez en Yorkshire. Pensó que esto reflejaba su dilema: estar atrapado en una rutina y al mismo tiempo caminando por un largo y oscuro túnel. Siempre había trabajado con números desde que había salido de la escuela y, aunque se sentía cada vez menos satisfecho con su vida, tenía miedo de enfrentarse a una gran cantidad de tiempo libre. Al igual que el poni, al ser sacado a la luz del día, había olvidado cómo dar coces.
Nube 2: un posible rumbo de la acción
La imagen era un par de manos extendidas hacia fuera, como si estuvieran puestas sobre una esfera. A alguien esto el podría parecer que tomaba una pelota ¿Quizá Sam debería volver a practicar el criquet? Pero los días de este deporte habían quedado muy atrás y esta idea ni siquiera se le ocurrió. Al contrario, sus primeros pensamientos se dirigieron a sus potentes manos. Sam admitió que se sentía atraído por las tendencias curativas y que varias veces había sentido energía en la punta de los dedos. No obstante, lo había descartado tachándolo de producto de su imaginación.
Nube 3: resultado posible de seguir la acción sugerida
Esta tercera imagen era una gran casa. Sam me dijo que él y Shona habían hablado un día de la posibilidad de abrir un centro de métodos curativos alternativos. ¿Podría ser esto la gran casa? Su casa actual era bastante pequeña.
La lectura de las nubes no transformó a Sam de la noche a la mañana, pero parecía haber plantado en él una semilla que comenzó a crecer a partir de ese momento. Para la sorpresa –y placer- de su esposa, Sam decidió comenzar a practicar los métodos curativos y a pensar en serio la posibilidad de la jubilación anticipada.
La adivinación realizada a través de las nubes no sirvió para predecir un futuro determinado. Esto no es sorprendente, pues las imágenes vistas reflejaban el propio inconsciente de Sam, exploraban caminos que sus pensamientos conscientes había descartado como posibilidades no realistas y sugerían posibles caminos para continuar avanzando.
En las nubes vemos las imágenes que reflejan nuestro mundo interior. La adivinación a través de las nubes, como la magia de los druidas y, de hecho, las profecías de toda la gente sabia, más bien plantean preguntas que dan respuestas, pues éstas deben venir de la misma persona que las busca.
APÉNDICE II: La concepción humana: los Coires
Los Coires o Calderos son tres lugares de acumulación de Energía, de Awen en el Ser Humano. Algunos dicen que son una teoría contraria a los Chakras -centros energéticos de la tradición hindú- pero otros niegan esto diciendo que cumplen funciones distintas.
Yo era de esta segunda opinión, aunque sin una fundamentación lógica, hasta que descubrí en el libro Meditaciones para la Realización del Alma de Master Choa Kok Sui algo análogo a los Coires, que ejemplifica como los chakras y los calderos pueden convivir.
Pero primero, me gustaría contarles la información que tengo sobre estos reservorios de energía.
Caldero de la incubación, calor, calidez, sustento o mantenimiento
Localizado en el abdomen. Contenedor de nuestra salud. Se ladea y "vuelca" ante una enfermedad y se vacía en experiencias cercanas a la muerte, o la muerte en sí.
Oscuridad y pesadez, es lo más denso. El asiento de la poesía está tanto en el cuerpo como en el alma.
Caldero de la Vocación o movimiento
Localizado en el pecho. A veces nace de lado en algunas personas. Expresa y procesa las emociones y las primeras manifestaciones de poesía. En la posición ladeada sólo contiene un poco, y debe ser girado mediante la comprensión, expresión y transformación de las emociones poderosas para corregir la posición. Caldero eje, es el que nos permite la entrada al otro caldero, según nuestros talentos aprendidos. Energía en forma de movimiento o transformación. Es la puerta entre este mundo y el otro, entre el cuerpo y la iluminación.
Caldero del conocimiento o Sabiduría
Localizado en la cabeza. Aparece dado vuelta en las personas. Es puesto en posición correcta con entrenamiento y divina inspiración. Sus regalos no se limitan a la poesía, sino a todo arte. De esta forma sobrepasamos nuestras limitaciones. Los que tienen este caldero, han bebido en el pozo de la Sabiduría de Manannan y en los arroyos de las sensaciones del Pozo.
Iluminación y pureza
Cuando los tres están en correcta posición ocurren las Experiencias Místicas. Las EM están cargadas de emotividad tanto negativa como positiva, y es fundamental aceptar ambas.
Puedes trabajar con los Coires de manera individual o global. Para observarlos de manera global cuando están en su posición correcta usa la respiración del fuego: Inhalar despacio por 3, mantener por 3, exhalar por 3 y retener por 1. Repetir nueve veces para cada caldero, produce una sensación de movimiento energético. Para meditar sobre su significado, observar contenidos, etcétera, será la respiración de la instrospección, igual a la anterior, pero al final retener por 5. Produce una sensación de calma, internalización y meditación. También usada para observar y comprender imágenes.
Las respiraciones características de los tres Coires son una respiración entrecortada, y poco profunda para el primer caldero, Inhalar lento y luego suspirar de golpe para el segundo y largas y profundas respiraciones para el tercero.