Introducción, la entrada a un sendero de arboles frondosos y cielos en donde en ocasiones viajo yo
Comenzare, mi reflexión sobre el escrito introductorio con algunas preguntas que para mi son fundamentales, ¿La letra marchita la naturaleza? Esta pregunta me hace pensar en la manera en como a veces producto de la alienación de nuestra urbe, y a la vez por culpa de nuestro propio sometimiento a aquella alienación hemos llegado a perder nuestra sensibilidad, viéndose esto representado en que el oído ya no esta en el tronco del árbol escuchándolo crecer, y escuchando a los animales que en el crepita, el viento nos acaricia suavemente para hacernos sentir los protagonistas de una película bastante existencial, y nosotros solo nos tapamos la cara, cuando el nos hace sentir a nosotros mismos en el, dirigiéndonos en su sabiduría para decirnos, que no solo estamos en nuestro cuerpo , sino que también somos viento salvaje que aspira a la locura que encierra la vida del viajero.
La letra, la definición, a echado raíces para hacer caer al otro en la creencia, de que sobre la naturaleza todo esta dicho, de que la tierra nada nos dice, mas allá de lo que nosotros podamos decir y describir de ella, ¿Acaso la letra enclaustra la naturaleza? Parece ser que no solo la letra en mi opinión, sino también la manera en como a veces nos inventamos barreras entre nosotros y la naturaleza, ¿Acaso será miedo? No lo se, pero creo por mi parte que es necesario ser cuidadoso y preguntarnos ¿En verdad necesitamos lo que dicen que necesitamos? Y aquí llega esa sensación de vacío en el ser humano que a veces incluso, yo mismo confieso haber experimentado, una sensación que puede llevar a intentarla llenar con toda clase de objetos, cuando tal vez la pregunta por aquel estremecimiento que pueda causar esa sensación de vacío, no sea mas que una pregunta que nuestros corazones quieren dirigir a la naturaleza, pero estamos algo extraviados, y eso me lleva a preguntarme ¿Cómo escuchar su voz y sus mormullos mas allá del cemento y el ladrillo?.
Ahora quisiera hablar sobre algo que he sentido, y es que en parte parece ser que somos un tejido, como el tejido de una ruana, o una cobija, o un tapete, que de repente nuestros hilos se cruzan con los de otro y por ejemplo en mi caso me encuentro sorprendido cuando el otro es sus palabras sin querer hacerlo de repente resulta hablando de mi mismo, pero este tejido mío no esta solo con el otro ser humano, sino también con la naturaleza, por ejemplo recuerdo muy claramente mis idas de enamorado, días hermosos que debo agradecer y que me siento feliz de haber vivido, días en los que después de la despedida caminaba sin ningún afán, completamente tranquilo entre mis pensamientos y el arrebato de mis sentimientos, y a todo esto se le unía lo que yo llamaría una sonrisa de la naturaleza; pues aparecía en el horizonte el ocaso, con sus tonos anaranjados y sus nubes revueltas, y yo estaba allí mi espíritu también vivía el ocaso, fui por un momento el ocaso, estuve en el cielo, y sentí paz, una paz con lo que la naturaleza me decía, con lo que yo sentía, y fue en esa paz, en la que el ocaso se acerco a mi ser, y me abrazo fuertemente.
Las palabras en la voz rebosan de vida, tal vez si, pero hay algo mas allá de la palabra, de mi parte siento que algo mas profundo, quizás los hilos, quizás nuestra tendencia a crear rupturas en la realidad estática, es aquello que se ve representado en la tradición oral, por mi parte -y quisiera una opinión sobre esto que yo siento - desde que era niño siento que mi vida es una ruptura o ondulación en la realidad estática, así pues mas allá de la palabra esta el desgarro, y el suspiro del espíritu, que de alguna manera nos rosa con la tradición oral, en la que cada uno de alguna manera puede hallar un espacio, una chispa que junto con la chispa de otros crea hogueras que alumbran el bosque que cada ser quiere recorrer.
La verdad…como concepto universal y absoluto es para mi inaccesible, y ni en mi ni en otros veo un concepto que logre cubrir toda la piel de nuestra tierra, sin embargo si se de mi parte que soy un ser que vive una verdad, que me impulsa cada día, que puede que no conozca del todo, y que ese no conocimiento aun de mi propia verdad hace emocionante la búsqueda, pues haya en mi verdad la base de la expresión de mi vida, me preguntare, ¿Mi verdad es el amor? ¿El conocer?, o acaso mi verdad ¿Sera vivir siempre si saber y en la incertidumbre?, una situación que la compararía como la del ave que después de haber volado siempre por los mismos cielos, un día se ve obligada a viajar por cielos inciertos.
Mi verdad ¿El caos mismo? En donde yo vivo constantemente nadando sin parar en un mar de realidades. También quisiera preguntarme ¿Sera que la naturaleza se escribe asimismo? Y acompañaría esta pregunta agregando ¿La naturaleza nos envía cartas a nosotros que nos llegan sin información el remitente? Aquí entraría algo muy importante, la intuición y aquello que parece coincidencia, por ejemplo en mi caso, me encuentro con el jaguar en grafitis de mi ciudad, en las ropas de otros, en marcas de productos y en mis pensamientos.
Allí en esa fogata, por mi parte arroje un amor, arroje la rabia que a veces siento hacia mi y hacia el otro, arroje también algunos estado de amargura, y también arroje allí una esperanza, que ya no crecía, y con la que mas bien obstruía mi un camino, sea cual sea el recorrido.
Felin Sujet