El es primer momento del año, es el inicio de un nuevo ciclo de la espiral. Cuando llegan las tres noches de Samhain, el Teimpo que no es Tiempo reina, y la estación Giamos da comienzo.
En el hemisferio Norte, esta celebración ocurre el 31 de Octubre, y el 1º y 2º de Noviembre. En cambio, en el hemisferio Sur ésta acontece el 1º, 2º y 3º día de Mayo.
Algunos nombres conocidos de esta festividad son Samhain (irlandés), Samfuinn, Fiesta de las Sombras (stregheria), Hallowe´en, Calan Gaeaf (galés), Kala Goañv,Gouel Heven, Oie Honey, San Martinmas Day.
Si bien la celebración ocurre durante las tres noches, se han hecho diferencias entre ellas: para los galeses, la víspera (1 de mayo) se denomina Nos Calan Gaeaf, e Ysbrydnos al día siguiente. También leí otro texto que explicaba que el primer día era en honor a los seres naturales; el segundo a los Dioses, y el tercero a los antepasados. Curiosamente, ésto coincide con la adaptación cristiana, que le asigna al segundo y tercer día, el dái de todos los santos, y el día de todos los muertos, respectivamente.
En esta época, finaliza la mitad luminosa del año (Samos), para ingresar a la mistad oscura del mismo, Giamos. En esta festividad Maponos, el Hombre Verde, es derrotado y la Diosa elige como consorte a Cernunnos, quien pierde sus cuernos.
Algunas variantes del mismo mito, hablan de que Maponos/Lugh/Aenghus/etc muere en combate, pero dejando a la Diosa embarazada, que dará a luz a su hijo (que es él mismo), en el solsticio de invierno, o en Imbolc.
La Madre Tierra toma su aspecto como anciana y se repliega, y dormida, permanecerá un buen tiempo. Los espíritus naturales, caóticas por naturaleza, toman el control y el frío y la oscuridad aumenta. La Diosa regresa como todos los años al Otro Mundo, donde permanecerá con su consorte hasta Beltaine, donde éste será derrotado por Maponos.
El año llega a su final, vuelve al caldero, al vientre materna, la semilla vuelve a la tierra donde todo reposará para renacer después. La misma temática de introspección y detención es común durante toda la estación Giamos, que acabará recién en Beltaine. Es el final del contrato con la tierra y sus seres, que ya nos han ayudado con la consecha. Así que tenemos ambos aspectos, el final (del año, del ciclo agrícola, del calor, del reino de Maponos) y el comienzo (de la estación Giamos, de un nuevo año, del frío, y del Reinado de Cernunnos).
Durante esta fecha, ni el Rey del Acebo (Cernunnos) ni el Rey del Roble (Maponos) son tomados como el Dios, ya que samhain de por sí no es ni giamos ni samos, es un Tiempo sin Tiempo, donde el Otro Mundo se hace presente en este Reino. Por ello, las fronteras entre el pasado y el presente con la llegada de los antepasados, entre un sexo y otro (era común como práctica popular y sacerdotal, el vestir las ropas del sexo opuesto, como una trascendencia del propio género), y el orden lógico de la Realidad se desdibujan, se alteran....
Actualmente, Halloween es tomada como una fiesta que infunde temor, desconcierto, y la idea atemorizante de la muerte. Pero sabemos que los celtas tenían una concepción bien diferente de la muerte, ellos se movían en un tiempo cíclico, en el que un final, conducía a un nuevo comienzo, y una muerte, a una nueva vida.
De esta manera, debemos aprovechar para reflexionar sobre esos aspectos que deseamos mejorar de nosotros mismos, dejarlos con el año viejo, y comprender la muerte interior de nosotros mismos, y dar la beinvenida a la oscuridad del vientre que nos moldea, y nos hace crecer. Tampoco debemos ver con temor la "llegada de los muertos", puesto que nuestros antepasados, como almas -por lo menos en mi opinión- ya han partido a otro cuerpo, o a otro plano. Lo que vuelve y se hace latente es esa energía arcaica que queda flotando, que contiene parte de su esencia y se funde con la energía creadora toda. ¿Pero acaso esa misma energía no es la que vemos todos los días? La diferencia con éstos días, es uqe durante Calan Gaeaf el contacto puede ser más explícito, pero no por eso veremos resurgir a nuestros seres queridos que dejaron su último cuerpo físico. Y tampoco debe ser una ocasión para temer su presencia, sino para retenerlos en el recuerdo, agradecer lo que nos dieron, si es necesario dialogar (en sentido metafórico) con ellos, y comprender que son parte de nuestra vida aún lo siguen siendo, y que son parte de la Vida misma.