Ya hablamos del origen ahora un poco mas de información:
Fuente (
http://webs.advance.com.ar/cernunnosgb/religion.htm )
El nombre de los druidas, que en galo era druis, deriba de una forma dru-uid-(es), compuesta del prefijo intensivo dru (muy/ lo más) y del radical uid- (sabio), por lo que druida significa "muy sabio" o "el más sabio". Este nombre designa, además, a toda la clase sacerdotal, que presentaba varios escaños, como también diferentes grados de iniciación.
Los bardos representaban el escaño más bajo; antecesores de los juglares medievales, improvisaban alabanzas y sátiras, cantaban los grandes relatos heroicos y mitológicos, como también desentrañaban las genealogías principescas, tocados por la gracia divina de la inspiración. Quizás por esto mismo, eran jerarquizados según la profundidad y la amplitud de sus repertorios; sin haber sido iniciados en los misterios de la tradición, sus conocimientos pertenecían al terreno de lo exotérico (es decir, de lo que era accesible a todo el mundo). A este terreno parece también haber pertenecido la ciencia de los vastes, especie de profetas encargados de las predicciones y de las encantaciones.
La iniciación en el conocimiento esotérico (accesible sólo para algunos) estaba reservada a los componentes de la clase sacerdotal. Mientras que los oblotes se dedicaban a lo ritual de las ceremonias religiosas, incluídos los sacrificios, los druidas propiamente dichos, conformaban una clase sacerdotal que comportaba varios escaños, según el grado y la función. Pero esta jerarquía es demasiado mal conocida, ya que la cristianización ha practicamente borrado toda huella de los textos medievales que trataban el tema. A pesar de esto, se puede entrever que han existido sacerdotes con diferentes oficios: sacrificadores, médicos, embajadores, consejeros, enseñantes, juristas, sin que se pueda establecer con exactitud si se correspondían con diferentes grados de iniciación, o si se trataba de funciones circunstanciales que se ejercían según la dignidad del que las oficiaba, o según la necesidad que se presentaba. De la lectura de diferentes autores, basados en las más diversas fuentes, queda incluso la duda de las netas funciones de vastes y de oblotes, al punto de que a veces estas dos palabras parecen designar más que nada una función en lugar de un grado sacerdotal.
Pero sí es indudablela existencia de druidas que tenían una mayor jerarquía sobre los demás druidas de la tribu, por lo que su poder se extendía sobre todos los duidas del pago habitado por una misma tribu. Estos reconocían a su vez, a un druida supremo, cuya jerarquía era paralela a las divisiones políticas que ocasionalmente presentaban las Galias (divisiones que eran sólo señaladas por alianzas más o menos duraderas entre diversas tribus, que llegado un momento se descomponían, pudiendo algunas de éstas pasar a formar parte de otra alianza muy diferente, cuando no opuesta a la anterior).
En el siglo IV , el poeta Ausone declara que aún en Galia había familias de druidas hereditarios, lo que para algunos estudiosos del tema termina de cerrar una cuestión sobre la apertura a todos, a algunos, o por herencia, al menos en las Galias, de la educación, o quizás mejor sea decir del derecho a ser educado. La afirmación se completa precisando que de 150 alumnos de un druida, sólo ocho podían tener acceso a las ciencias druídicas.
Generalmente, el que escribe se decide por una postura al respecto, con la que indudablemente está de acuerdo. En el caso de que ésta haya sido hereditaria, más que las palabras de Ausone, cuenta la comparación con otras sociedades indoeuropeas, en que los sacerdotes pertenecían a una casta social determinada, y a una transmisión hereditaria. Sin embargo, en muchas de estas sociedades la casta real era hereditaria, lo que en las Galias parece haber existido en un primer momento celta, pero no después. Tampoco su religión puede compararse con otras culturas indoeuropeas, no resistiendo más que uno o dos paralelismos (siendo precisamente este abuso comparativo la causa de que la religión celta en general, sus dioses y su mitología hayan sido durante tanto tiempo muy mal conocidas).
Sí es más probable que la oligarquía de los nobles y sus descendientes, hayan tenido acceso a la educación, puesto que el druidismo no era una actividad productiva, siendo sostenido por los nobles en primer lugar; luego quedan los ricos comerciantes, que quizás de alguna manera podrían haber obtenido, en cierto momento, el visto bueno para que se permita a sus hijos ser educados. Naturalmente, la descendencia de los druidas gozaba también de este derecho. Pero al plantear este asusto, obran bien aquellos que reparan en que el acceso a la educación no significa que se haya tenido acceso a toda la enseñanza, y menos aún a la sacerdotal. Volvemos entonces a foja cero. O casi, pues queda aquello de que de 150 alumnos, sólo 8 podrán ser educados en el sacerdocio... ¿Serían éstos los hijos de los mismos druidas?. ¿Serían, o estarían entre estos, los hijos de los nobles más influyentes?.¿Cuán objetivos eran los números tirados por Ausone, si es que podemos realmente fiarnos de él?. Según algunos, el cuidado de esta selección recidía en la idoneidad moral del aspirante, ya que convertirse en druida significaba alcanzar un cúmulo de conocimientos algo similar a poseer poderes casi sobrenaturales... Aunque teniendo en cuenta que si hay algo que siempre caracterizó a toda nación celta fue el alto sentido de la moral general de los individuos _las penas eran sumamente severas_ , yo me inclino a pensar que sólo 8 de 150 individuos podrían tener la capacidad necesaria de llegar a ser druidas, pues se necesitaban mucha voluntad, esfuerzo y capacidad intelectual para poder soportar una formación tan exigente y desgastadora .De todos modos, en este punto, yo prefiero que sea el mismo lector el que saque sus conclusiones, si realmente considera importante consumar, de alguna manera, la cuestión antes de seguir adelante con esta obra.
Respecto a la formación de bardos, vates, oblotes y druidas, la enseñanza era siempre oral, y por lo tanto, muy larga. Julio César señala que sus estudios se extendían unos veinte años, mientras que las leyes irlandesas citan un período de doce años para la formación de un poeta de alto rango. La oralidad en la enseñanza parece haber sido consecuencia del postulado religioso que establecía que sólo la palabra está viviente, y sólo ella puede mantener la vitalidad de la tradición, mientras que el escrito fija y mata irremediablemente. Vale entonces reflexionar que cuando después de la cristianización, los celtas comienzan a volcarse a la escritura, su tradición creadora y secular comienza a morir.
La autoridad espiritual y el ejercicios de la intelectualidad eran detentados, entonces, por la clase druídica; eran los druidas quienes poseían los conocimientos sobre todo lo que involucraba a la tradición, a la religión y a las ciencias en general. Esta supremacía intelectual les hacía independientes de todo poder y de toda obligación, ya sean impuestos, servicio militar, etc... Sólo acataba prescripciones propias a su sacerdocio. Tampoco nada le podía ser prohibido, e incluso imputado, como ser un crimen. Además, al participar de la divinidad por medio de la ciencia, también representa la concepción de la autoridad, lo que le atribuía poder jurídico. Quizás ésta sea la razón de la coherencia con que se movió la civilización celta en los primeros siglos de su vida, como lo expresa Yañez Solana.
Al ser la medicina ejercida por los druidas, la tumba encontrada en Obermenzing, que correspondía a un médico, y que contenía entre los atributos de éste una espada, una lanza y un escudo, demuestra que entre los derechos de los druidas también habrían figurado el de portar armas y, lógicamente, el de combatir.
La condición de los druidas, que indudablemente les proporcionaba un estatus superior a cualquier componente de la tribu, eran la base de la supervivencia de todo lo que atañe a la sociedad celta. La homogeneidad entre las diferentes tribus a lo largo y ancho de los países celtas era celosamente vigilada en las reuniones que éstos mantenían en los llamados Nemeton, claros sagrados en los bosques, a los que más adelante nos referiremos en este mismo capítulo.
Su desaparición en las Galias se ha debido a la pérdida que tuvo, en primer lugar, de su inmunidad social y de su autoridad legal bajo las leyes romanas, a lo que siguió la proscripción oficial del druidismo bajo Tiberio I y Claudio I, en la persecusión de toda forma de esoterismo, y que liberó al conquistador romano de un fuerte peso político y nacionalista opositor. De todos modos, se puede tener en cuenta que De Witt6 señala ya la caída del druidismo hacia el siglo III a.C. debido a la abolición del régimen monárquico, que trajo como consecuencia la emancipación del poder político del derecho divino que hasta entonces ostentaba, y que significó la destrucción del soporte principal de la autoridad druídica. A partir de allí, su estatus social sería el mismo que el de la oligarquía noble. Paralelalemente, y acordando con lo dicho dos párrafos atrás, esto significaría el comienzo de la decadencia social celto-gala, y de la pérdida de aquella coherencia que les impuso en cada nueva acción que emprendían.