El Gorsedd del Jaguar
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 Capítulo 8: Naturaleza, criaturas mágicas

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Nasseilian
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MensajeTema: Capítulo 8: Naturaleza, criaturas mágicas   Capítulo 8: Naturaleza, criaturas mágicas Icon_minitimeJue Sep 23, 2010 3:06 pm

Naturaleza: criaturas mágicas
A diferencia de las amplias enciclopedias científicas, para muchos practicantes del druidismo, la naturaleza no acaba allí. ¡Y se imaginan lo que es eso! Largas e interminables listas de distintas especies y familias de felinos, arácnidos, coníferas, protozoarios, y cuanto ser ha encontrado el hombre en su camino. Muchos aseveran que la lista de seres invisibles o mágicos posee la misma envergadura y diversidad, variando como la convencional, según países y ecosistemas.
¿A qué se llama criatura mágica? Podría decir, a grandes rasgos, que es un ser principalmente energético, que no resulta visible a los ojos de los seres humanos en la mayoría de los casos o visible en un microscopio, dado que presenta una vibración o más alta o más baja respecto a nosotros. No necesariamente debe poseer lo que llamaríamos “poderes mágicos”, pero sí posee características propias de su constitución que a nosotros nos resultan imposibles realizar (como atravesar una pared, por ejemplo).
Las listas de clasificación son interminables, como así también las creencias de los druidas respecto a ellas. Hay quienes afirman la existencia –o por lo menos lo dejan en la posibilidad- de pegasos, unicornios, quimeras, basiliscos, vampiros, licántropos , dragones o serpientes marinas. La gran mayoría acepta que dentro de los seres feéricos –nombre que a veces engloba a las criaturas mágicas- podemos encontrar a las hadas y los duendes o los espíritus relacionados con los cuatro elementos: salamandras (fuego), silfos o sílfides (aire), ondinas (agua), y gnomos (tierra). ¿y por qué no llamarlos simplemente espíritu de la roca, espíritu del aire, o espíritu del fuego?
Muchos prefieren esa caracterización antes que una más “europeizante”. Si bien mucha terminología referida a las criaturas mágicas parte de la Magia Medieval, ésta esta planteada desde Europa, y desde su tierra. La palabra ondina es parte de la mitología griega y se usaba concretamente para las ninfas de los océanos. Las de los lagos recibían el nombre de náyades, por ejemplo. Y muchos de nosotros usamos indiscriminadamente este término para referirnos a cuanto espíritu acuático nos cruzamos. Tampoco es del todo incorrecto, pero hay gente que prefiere utilizar términos menos restringidos, o más autóctonos.
¿Qué tan importante es el nombre que les damos a los sidhe, término irlandés para referirnos a ellos? Lo cierto es que muchas veces la misma especie tiene distintos nombres en distintas zonas y culturas. Sin embargo a veces difieren en su naturaleza benigna o maligna, o en su descripción física. Mi hipótesis personal es que estos seres naturalmente no tienen forma y algunos sostienen que tampoco lenguaje, pareciéndose en ese sentido a los animales. Pero al entrar el contacto con los hombres, a nosotros nos resulta muy difícil contactar con una cosa invisible o que podemos observar como una nube de humo o de luz.
Parece ser que con el tiempo, estos seres han aprendido a “leer” la mente de los varones y mujeres con los que quieren comunicarse, a descifrar cuál es la caracterización que más se ajusta a ellos, y a aparecer bajo esa forma. Mirémosle de este modo: si un espíritu quiere comunicarse conmigo, que siempre he creído en las hadas y los Dioses celtas, lo más seguro es que de acuerdo a su vibración y características, aparezca como un hombrecito terroso, o un héroe resplandeciente. Pero si adoptase la forma de un dios azteca, con calaveras de pollera y lenguas de serpiente, seguramente saldría corriendo. Quizá a un azteca que toda su vida ha sido impregnada de esa cultura lo incline a arrodillarse y escuchar fascinado a este espíritu.
No estoy diciendo que los Dioses y las criaturas mágicas sean lo mismo, sólo que ambos funcionan de la misma manera en cuanto a apariencia. La modifican para facilitarnos el contacto, y muchos se dirigen a nosotros en nuestra lengua (lo cual simplifica mucho las cosas). Desde mi humilde experiencia, creo que los espíritus son manifestaciones de esa energía dana que compone el mundo, y que al igual que nosotros, poseen una inteligencia que los diferencia de otras manifestaciones energéticas, como las rocas. Poseen distintos niveles de vibración y eso conforma el espectro de nombres que tenemos de especies mágicas. Y cuando los catmas de la persona van variando, pues el aspecto de estos hermanos se adaptan a nuestras nuevas creencias.
La información que los celtas poseían sobre ellos es mucha, puesto que es lo que más ha sobrevivido a la invasión cultural cristiana y al paso del tiempo. Algunos de ellos te los detallo aquí:
El libro de las invasiones, un escrito mitológico irlandés, detalla varias invasiones a Irlanda, y los distintos pueblos que la fueron haciendo. Detalla la presencia de Fir Bolgs, de Fomorian, y de los Tuatha de Dannan, entre otros. Algunos druidas han relacionado estas tres comunidades con los Tres Reinos, y han afirmado que los Fomorian son seres del Caos, pertenecientes al Reino del Mar o a la esfera instintiva del ser humano, que los Fir Bolgs son parte del Reino de la Tierra, pero a nivel mental, es decir, representan los pensamientos y análisis humanos, y que los Tuathan de Dannan son los espíritus del Reino del Cielo, los Dioses y guías.
Como se puede deducir de lo anterior, las criaturas mágicas pueden pensarse como figuras arquetípicas de la psique humana. El trabajar con ellos mediante una meditación puede permitirte observar aspectos de ti mismo, y trabajar sobre ellos.
Me adelanto un poco a un capítulo posterior: hablar de seres del caos (Fomorian) y del orden (Dioses), no implica que estemos dividiendo en la esfera “bueno- malo” a estos seres. El pueblo celta, hasta donde se sabe, no poseía esa mirada tan separatista del mundo. Los seres del Caos reciben su nombre porque se rigen con las leyes naturales de la energía. Traviesos, bromistas, a veces peligrosos –aunque sin consciencia de serlo- engloban desde los demonios cristianos hasta los duendecillos molestos. Son vibraciones más bajas que la nuestra, pero no por eso “inferiores”. También dentro de esta se encuentra la fuerza de la tierra, los seres que ayudan a su germinación, a su cuidado, las dríadas de los árboles o los espíritus de la cosecha.
Los seres del Orden, por el contrario, son vibraciones más elevadas, más fluidas, y tienden al orden del universo. Son los Dioses, los héroes, algunos sostienen que los ancestros, los totems, los ángeles, los guías espirituales y hasta nuestro Yo Superior. Son energías más “nobles” y su contacto si no sabe manejarse, puede ser igual de peligroso que un ser del Caos. Ambas formas equilibran el universo, y a ambas apelamos en nuestros trabajos mágicos. Ninguna es más buena que otra, pero sí es cierto que a veces el druida siente preferencias.
Algunos sidhes de la mitología celta aparecen a continuación:
El Athach (pronunciado ajách). Su nombre significa monstruo, o gigante. Engloba a todas las criaturas que cazan y atacan en barrancos y lugares solitarios de las Tierras Altas (montañas), y en lagos. Algunos ejemplos son el Luideac, la Ragí, demonio femenino del lago Nan Dubh Bhreac, la Bocan, que puede asumir varias formas, o la Direach, quien tiene una mano que sale de su pecho, una pierna fuera de sus caderas y un ojo en la frente.
La Banshee, Baobhan Sith, Bean sidhe, Bena Nighte o la lavandera es uno de los espíritus más conocidos. Largo cabello gris y manto largo sobre un vestido verde, ojos rojos y lágrimas continuas, a veces de sangre. Tiene un orificio nasal y grandes dientes de conejo y largos y caídos pechos. Algunos la describen como una mujer simplemente, que lava la ropa de las personas que van a morir. Suele vérsele en los ríos y arroyos, o puede oírsele, un alarido que hela los huesos. No es maligna, su papel es anunciar una muerte en la familia. Quien se atreva a llegar hasta ella y beber de sus pechos podrá decir que es su hijo y pedirle un deseo.
Aughisky (aguiski), caballo del agua. Es lo mismo que Each Uisge. Es común, particularmente en noviembre que ellos salgan del agua y cabalguen por ahí. Si un hombre los agarra, serán los mejores corceles, pero nunca se le debe dejar ver agua salada, ya que comenzará a galopar enfurecido y se meterá en el mar de nuevo, con jinete y todo, para devorarlo. Se dice que se alimentan de ganado.
Sluagh (slu-ah). Parte del folklore irlandés y escocés. Son los inquietantes espíritus de los muertos. A veces se los considera como pecadores, no queridos en el Reino del Mar. Son problemáticos y destructivos. Vuelan en grupo como bandada, desde el Oeste, tratan de entrar a la casa de una persona a punto de morir para llevarse su alma. Por esta razón, las ventanas que daban al Oeste eran cerradas –sea aclarado que este mito está empapado un poco de cristianismo y sus diferencias entre bueno y malo, santo y pecador-. Es el equivalente a la Caza Salvaje (Wild Hunt), horda de no-muertos de diversos países de Europa. También puede verse como la cacería en la que participan los nobles del reino de las hadas. El hielo derretido en las rocas hace que tomen un color rojizo, que es caracterizado como la sangre de los sluagh después de una batalla.
Los acaompañan los Cu Sidhe, perros blancos, negros y rojos, pertenecientes al Otro Mundo. Es comandado en Britania por Cernunnos, en Gales por Gwyn ap Nudd o Bran. También es llamada Cwn Annwn.
Como ser feérico es convocado a veces, es neutral, aunque ser del Caos. Ellos nunca dejan de cazar, a través de donde sea. La única manera de perderlos es mediante un viaje aéreo. La horda vive cerca de Tir na Og. Su tierra se diferencia de la de los Poderes célticos por la densidad e inestable naturaleza de su bosque. Vive en la Tierra del Acecho, un lugar a primera vista pequeño. Sin embargo, es peligroso andar por allí: todo lo que entra es considerado presa, y cuando esto sucede, parece volverse infinito. Luego de varios días de cazar a la persona sin éxito, abandonan su búsqueda y ésta puede volver sana y salva. Pero si lo atrapan, sus perros lo despedazarán. Al día siguiente renacerá, totalmente curado, pero ya no podrá salir de allí. No será siempre objeto de caza, pero cuando lo sea volverá a repetirse el proceso. Los poderes mágicos no pueden ser utilizados para salir, ni las oraciones a los Poderes (Dioses). Se desconoce si no puedan intervenir o simplemente, no quieran. Un dato interesante es que nunca salen de sus dominios, ni siquiera cuando son invocados. Crece el Lugar del Acecho y se superpone a los demás planos y tienen la capacidad de duplicarse. En los libros de Castaneda, un antropólogo aprendiz de chamán, cuenta un encuentro similar a éste y cómo pudo escapar.
Las criaturas mágicas son otros hermanos que comparten con nosotros este mundo. Como tales, debemos respetarlos, como así lo hacemos con nuestros hermanos plantas y animales, humanos y piedras. Pueden ser llamados o invocados, en busca de sabiduría o para los trabajos mágicos. Algunos son más fáciles de ver, aunque la mayoría prefiere otra manera de conocer su presencia, como los sonidos o la percepción extra sensorial.
A veces deciden contactar con los humanos, sobre todo los que poseen cierta sensibilidad a su existencia (es decir, que creen en ellos). Muchos que han tenido contacto con los sidhes sostienen que son muy irascibles si no se es cortés con ellos. El dejar un cuenco con cereales o un poco de leche, o simplemente un arreglo floral en su honor suele agradarles a los sidhes de la casa (¡¡porque está lleno de ellos por todas partes!!). En mi caso, la amistad que he trabado con las hadas y duendes me ha ayudado innumerables veces, sobretodo ante situaciones mágicas complicadas, aunque también hay que aguantarse sus juegos y sus chistes. Son criaturas muy parecidas a los niños, y como tales, alegran todo lo que tocan.
Hay muchas invocaciones, técnicas y rituales para convocarlos, pero lo cierto es que suele pasar un tiempo hasta que aparecen. Quizá prueben nuestra “pureza de corazón”, recuerda que el hombre moderno suele serle bastante dañino. La paciencia, en esto, es la mejor maestra, junto a la inocencia y la jovialidad.


Nota 2: Tanto el licántropo (hombre lobo) como el vampiro, dentro de algunas corrientes mágicas no son parte de las criaturas, sino metáforas referidas al ser humano. En el caso del vampiro, por ejemplo, un humano puede, consciente o inconscientemente, absorber la energía de los que lo rodean, y agotarlos y deprimirlos.
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MensajeTema: Re: Capítulo 8: Naturaleza, criaturas mágicas   Capítulo 8: Naturaleza, criaturas mágicas Icon_minitimeJue Sep 23, 2010 3:07 pm

Tarea:
.Escribe un ensayo sobre el tema, puedes ayudarte en las siguientes preguntas: ¿Qué significan los seres feéricos para ti?, ¿alguna vez contactaste con alguno?, ¿cómo fue?, ¿cómo puedes comenzar a establecer una relación con estos seres? También puedes investigar un poco el folklore celta y describir las criaturas que encontraste.
Tarea adicional (no obligatoria):
¡Tienes mucho para trabajar! Al igual que con las plantas y los animales, hay mucho por conocer. A veces es interesante analizar y relacionar aspectos nuestros (emociones, pensamientos, ideas, facetas), con criaturas mágicas, que las representan. A través de sus historias uno se conoce más a sí mismo.
Busca también las criaturas propias de tu zona, los mitos y las leyendas
locales. Llamar a las criaturas por el nombre que recibieron durante siglos
es una muestra de reconocimiento y respeto. Para las criaturas más
conocidas, busca entre la mitología china, celta, europea, egipcia y
griega de donde proceden muchos de ellos.
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MensajeTema: Re: Capítulo 8: Naturaleza, criaturas mágicas   Capítulo 8: Naturaleza, criaturas mágicas Icon_minitimeJue Sep 23, 2010 3:07 pm

Lo cierto es que te sientes un poco decepcionado. Una de las grandes atracciones que tenía el mundo del druidismo, de la magia y de los ancestros keltoi, era su alusión y la relevancia dadas a los Sidhes. Te imaginaste que la druidesa te enseñaría a convocarlos, los atraería y te maravillarías con sus vuelos, sus colores y sus risas eternamente infantiles.
Pero aquí estas, sentado en el claro, con los brazos cruzados y el ceño fruncido. Ella te mira, ríe y continúa su idea, interrumpida por un bufido de tu parte.
-No puedes forzar el cauce de un río para hacerlo ir por donde te resulte más cómodo. Ni puedes apurar a que la flor salgo de su capullo. Todo tiene un tiempo y un porqué. De la misma manera, no hay recetas mágicas para comenzar a hablar con la Gente Pequeña. Debes ser lo suficientemente niño como para jugar con ellas sin percatarte, debes estar habituado a ver más allá de tus ojos, y por sobre todo, debes mostrar un profundo respeto por Natura y lo que te circunda. Ellas se acercarán sólo si lo desean, incluso si las convocas en un ritual. Es por ello que debes aprender muchas cosas antes, y experimentar mucho. Sólo así un día cualquiera, esperándolas, o sorpresivamente, aparezcan ante ti.
Saca de su morral un libro bastante maltrecho por las inclemencias del tiempo. Las manchas al borde las hojas te indican que fue abierto innumerables veces. Te lo extiende, y mientras descruzas los brazos para tomarlo, te dice:
-Aquí tienes algo de información, si eso te hace sentir conforme. Pero no sólo debes comprenderlas con la mente, sino con las percepciones también. Tómate tu tiempo, pero esto es una buena forma para empezar.
Abres al azar el volumen que tienes en tus manos, y comienzas a leer:
Distintos tipos de hadas
Existen varias clases de hadas, de ambos géneros, a saber:

Hadas Agrupadas: Hadas hogareñas que viven en pequeños grupos familiares. Pueden ser grandes o pe¬queñas, amistosas o malvadas. Suelen llevar chaquetas verdes. Pueden incluirse todo tipo de hadas, hasta las llamadas Hadas Diminutas, las minúsculas hadas de la naturaleza que forman los anillos feéricos con sus dan¬zas y celebran el crecimiento de las flores. Se encuen¬tran algunas tan pequeñas que sus gorros son del tama¬ño de una campanita de brezo. A este tipo de hadas se las llama Gente Menuda.
Tienen sus moradas bajo tierra, pero suben a las co¬linas y a los lugares floridos para celebrar las fiestas en las noches de luna. Les gusta visitar casas humanas. Se las describe como extremadamente hermosas, celebran¬do sus alegres danzas en el césped aterciopelado. Van vestidas con faldas y calzones de color verde brillante, chaquetas azul celeste, sombreros de tres picos los hombres y de pico las mujeres, todos llenos de lazos y campanitas de plata.
Estas buenas hadas muestran con frecuencia gran¬des atenciones a quien toman afecto; distraen con sus alegres bromas a los ancianos postrados en cama y lle¬nan el aire de un delicioso perfume de flores y de melo¬días. Otro tipo de hadas agrupadas, oriundas de las Tie¬rras Altas, visitan individualmente a los mortales como amantes.

Pero no todas las hadas agrupadas son benévolas. Las Gwyllion, oriundas de las montañas de Gales, son malvadas. Son espíritus horribles, femeninos, que asal¬tan y extravían a los que viajan de noche, a los que transitan caminos de montañas. Si se saca un cuchillo delante de ellas, quedan vencidas: parecen ser sensibles al poder del hierro frío. Tienen la costumbre de visitar las casas de la gente cuando el tiempo es tormentoso. Los habitantes creen necesario recibirlas hospitalaria¬mente por miedo al daño que pueden causar.

Hadas Solitarias: puede haber entre ellas espíri¬tus de la naturaleza. El nombre y las características va¬rían según los lugares.
A la Bean Nighe se la puede ver junto a cursos de aguas desolados, lavando las ropas teñidas de sangre de los que van a morir. Es pequeña y generalmente va ves¬tida de verde. Anuncia un mal, pero si alguien que la ve antes de haber sido visto se coloca entre ella y el agua, recibirá la concesión de tres deseos. Ella responderá a Banshee tres preguntas, pero hará tres preguntas a su vez que hay que contestar cortésmente. Si alguien es lo bastan¬te audaz como para apoderarse de uno de sus colgantes pechos y succionarlo, puede declararse hijo adoptivo de ella y obtendrá su favor.
La Banshee tiene el cabello largo y ondulado. Viste capa gris, vestido verde y tiene ojos de un rojo ardiente, que siempre lloran. Es profetiza de la muerte.
La Caoineag (plañidera) es otra de las formas de la Banshee. No se la ve y no es posible acercarse a ella pa¬ra pedirle deseos. Se la oye gemir en la obscuridad junto a una cascada, antes de que se desate una gran catás¬trofe. En otra versión su nombre significa "gimoteado¬ra" y tiene un llanto extremadamente ruidoso y lastime¬ro, que a veces llega a convertirse en una especie de gri¬to. Ha sido descripta como una mujer pequeña, vestida con un traje corto de color verde y enaguas, y con una toca blanca y alta. No se sabe con seguridad si se pare¬ce a una Banshee en el hecho de carecer de nariz y te¬ner un solo diente monstruoso, pero sus costumbres pa¬recen ser las mismas.
La Cluricaune o Cluracan es una de las hadas solita¬rias, que se solaza en las bodegas de los bebedores o asus¬ta a los ladrones de vino. A veces se vuelven tan molestas que el propietario decide mudarse, pero el hada se intro¬duce en un barril de vino para mudarse con él. Lleva cha¬queta y gorro rojos, un mandil de cuero, medias de color azul claro y zapatos con hebillas de plata y tacón.
Lepracaum: Especie de zapatero feérico. General¬mente se lo ve haciendo un solo zapato.
Fir darrig: Gasta bromas pesadas, especialmente ho¬rripilantes. Lleva un gorro y una chaqueta rojos. Pero también es el que ayuda a los mortales a escapar del País de las Hadas.

Las cortes de las hadas
La Corte Bendita: es el nombre dado a la corte de las hadas bondadosas. Sus actividades son tales como la de donar pan y semillas de trigo a los pobres, y ayu¬dar a sus favoritos. Se muestran benéficas para con cualquiera que les haga un favor. Sin embargo, la Cor¬te Bendita se venga sin tardanza de cualquier ataque o insulto. Las personas que vacían el agua sucia en sus moradas subterráneas son advertidas lealmente, pero si no hacen caso del aviso, sufren un castigo que pue¬de consistir en la pérdida de ganado o de la casa. Otras ofensas reciben su castigo adecuado, pero los seres hu¬manos no son atacados cruelmente como ocurre con la Corte Maldita.
La Corte Maldita: en ninguna circunstancia es favo¬rable a los humanos. Comprende a la Sluagh o Hueste, es decir, la banda de los muertos que no han recibido los sacramentos y que flotan sobre la tierra arrebatando a mortales indefensos. De naturaleza malintencionada, su actividad principal es hacer daño o afligir a los mor¬tales. Nunca se les puede evitar del todo.

Cómo ver un hada, según Lewis Carroll
En primer lugar, debe ser un día de calor. Se puede estar somnoliento, pero no demasiado, porque se deben tener los ojos abiertos. Y como dicen en Escocia, "sentirse un poco hádicos". Los grillos no deben oírse. Se ven a las horas del crepúsculo, o a medianoche, o la hora an¬terior a la salida del sol. Se las debe mirar fijamente, sin pestañear. Un hada sola puede ser vista entre dos parpadeos. El lugar debe estar bien barrido y el fuego, despejado.

Animales feéricos
Se dividen en dos clases principales:
Salvajes: existen por derecho propio; no están some¬tidos a nadie.
Domesticados: son aquellos criados y utilizados por las hadas.
A veces es difícil distinguirlos, ya que las hadas de¬jan que sus animales corran libremente. Entre ellos hay perros de caza y caballos pequeños, que en general tienen el poder de cambiar de forma. Son los utilizados por las hadas en sus cabalgatas.
Los caballos de los Tuatha de Dannan: son los más conocidos. Los Tuatha, como todos los seres feérico-heroicos, pasan gran parte de su tiempo en cabalgatas. Se decía que los caballos que criaban no podían ser supera¬dos en todo el mundo. Según Lady Wilden, eran:

...Veloces como el viento, con el cuello arqueado y el pecho ancho, los ollares temblorosos. Los grandes ojos mostraban que estaban hechos de fuego y de llamas, no de tierra inerte y pesada. Y los Tuatha hacían establos para ellos en las grandes cuevas de las colinas, e iban herrados con plata y tenían bridas de oro. Nunca se per¬mitía que un esclavo montara en ellos. La cabalgata de los caballeros de los Tuatha de Dannan era un espectá¬culo maravilloso. Ciento cuarenta corceles, cada uno con una joya en la frente como una estrella, y ciento cuaren¬ta jinetes, todos ellos hijos de reyes, con sus mantos ver¬des ribeteados de oro y sus yelmos dorados en la cabeza, y con las piernas recubiertas de grebas doradas.
El último de estos caballos fue subastado a la muer¬te de su amo. Lo compró un emisario del gobierno in¬glés. En cuanto trató de montarlo, el animal se encabri¬tó y lo arrojó al suelo, matándolo en el acto. Luego huyó galopando, se sumergió en el lago y no se lo volvió a ver jamás.
Los Perros Negros Salvajes: se encuentran por todos lados. Su tamaño es como la mitad de un becerro y tie¬nen ojos de fuego. Si alguien les habla o los golpea, tienen el poder de estallar. A menudo son las formas que toma un fantasma.
La Vaca Parda de Kirkham: es de carácter benéfi¬co, ya que vaga por los páramos y deja que la ordeñe todo aquel que quiera. Por muchos que sean los cubos, siempre se llenarán. Pero para que esto ocurra el cam¬pesino tiene que ser del agrado de las hadas. Sucedió que una bruja puso un cedazo en vez de un cubo. Or¬deñó todo el día pero el cedazo, por supuesto, nunca se llenaba: por la noche, la vaca cayó rendida por el es¬fuerzo y murió. Porque las brujas pueden engañar a las hadas. Otra leyenda dice que la vaca se fue de Ir¬landa para siempre porque una mujer avara quiso adueñarse de ella.
El Toro Elfo: es pequeño, comparado con los toros conocidos. Tiene color ratón y orejas recortadas, cuer¬nos y patas cortas. Es largo y flexible de cuerpo, con pelo corto suave y brillante; activo y muy fuerte. Se lo encuentra cerca de las orillas de los ríos. Es un visi¬tante que da buena suerte a cualquier rebaño. Se di¬ce que la cruza con una vaca cualquiera trae becerros que crecen hasta encontrar un gran tamaño, notable¬mente dóciles, fuertes, trabajadores y semicastrados. En cambio, El Gran Toro de Bagbury era un fantas¬ma feroz.
Los Gatos: eran feéricos de por sí. Pero había uno en particular, el Cait Sidh, al que se describe grande como un perro, negro y con una mancha blanca en el pecho.
Afanc: era un monstruo que habitaba los ríos, algo así como un castor gigante.
Las cabras y los ciervos eran hadas en su propia for¬ma. Y muchas aves, en particular el águila, el cuervo y el búho, tenían fuertes connotaciones feéricas.

Árboles feéricos
Casi todos los árboles llevan asociado algún concepto sagrado, pero unos son más sagrados que otros. La gran trilogía mágica está formada por el Roble, el Fresno y el Espino. Entre los frutales, el poder mágico se asocia al Manzano y al Avellano. Siguen en importancia, según su poder, el Serbal, el Acebo, el Sauce, el Saúco y el Ali¬so. Algunos tienen personalidad propia y otros son ha¬bitaciones de hadas.
El Roble: era el más importante y el objeto de culto de los druidas. Estos árboles tenían la categoría de semidioses y se ofendían terriblemente si los cortaban. Un bosque de robles que hubieran brotado de las raíces de robles talados era malévolo. Constituía un peligro atra¬vesarlo por la noche, sobre todo si era un bosque con campánulas azules.
El Espino: era un árbol consagrado a las hadas, o fre¬cuentado por ellas. Esto es especialmente cierto en los espinos solitarios, que crecen cerca de las colinas de ha¬das o en los círculos de tres o más espinos.
Los Sauces: eran los más siniestros, pues tenían la costumbre de desenraizarse en las noches obscuras y se¬guir a los viajeros solitarios, al tiempo que iban murmu¬rando.
El Saúco: era considerado sagrado. También se creía que era necesario pedir permiso al árbol antes de cortar una rama; la fórmula era: "Anciana, dame un poco de tu madera, y yo te daré un poco de la mía cuando me con¬vierta en árbol". Sus hojas y frutos eran apreciados pa¬ra hacer vino. Se decía también que las hadas buenas encontraban protección contra las brujas y los malos es¬píritus bajo sus ramas. Muchos saúcos están bajo la grave sospecha de ser brujas transformadas, y se cree que si se los corta sangran.
Otros seres feéricos
Además de las hadas, se encuentra otro mundo de se¬res que unas veces ayudan y otras son absolutamente malignos.
Los Bauchan o Bigan: son diablillos serviciales algu¬nas veces y malvados otras. Parece ser que algunos se encariñan mucho con los humanos.
Bogies: es el nombre que se le da a un extenso tipo de criaturas maléficas, aterradoras y hasta peligrosas, que se complacen atormentando a los humanos. A veces ron¬dan en grupo los castillos encantados o las regiones pantanosas para asustar a la gente, pero en general suelen ser duendes solitarios, miembros de la Corte Maldita. Pueden cambiar de forma.
Brownies: son los duendes domésticos más comunes y que mejor conocemos. Son peludos, un poco brutos. Allí donde se instalan, ayudan en las tareas domésticas durante la noche. Y por lo general están dispuestos a trabajar sólo a cambio de una pequeña ración de comi¬da. Pueden ser muy susceptibles. Y, como a la mayoría de los duendes, no les gusta que los espíen y que su trabajo sea criticado. La comida que se les da tiene que ser de buena calidad, y ellos deben poder encontrarla por sí mismos.
No está bien llamar la atención de un Brownie con ninguna clase de regalos. Es posible que se marchen de la casa si se les regala ropa. Esto último tiene varias ex¬plicaciones. Una, que un Brownie es muy vanidoso y se va corriendo al País de las Hadas a mostrar su ropa nue¬va. Otra, que por su mal comportamiento anterior se los condena a trabajar para los mortales hasta que se haga merecedor de una recompensa; en este caso, una ropa.
Boggart: es un Brownie malévolo. Suele decirse que los Boggarts tienen nariz larga y afilada y los Brownies no tienen nariz sino sólo dos orificios. Parece ser que cuando estos últimos son maltratados y molestados se convierten en Boggarts, hacen todo tipo de travesuras y maldades en la casa y es muy difícil desembarazarse de ellos.
Bwbachod: son muy parecidos a los Brownies, pero con la diferencia de que aborrecen a los abstemios y a los pastores protestantes. Parecen disgustarles espe¬cialmente los niños traviesos y las bromas pesadas. Y se vengan con todo tipo de jugarretas, hasta que al final se convierten en Boggarts.
Los Coblynau: son duendes mineros, oriundos de Ga¬les. La gente dice que tienen unos 90 cm de altura, que visten de manera parecida a los mineros humanos y que son grotescamente feos, aunque tienen muy buen humor y traen buena suerte. Con el sonido de sus picos guían a los mineros hacia los filones más ricos. Si las personas se burlan de ellos, les arrojan piedras. Siempre parecen muy ocupados, pero en realidad nunca hacen nada.
Los Ellyllon: son personajes mágicos, diminutos y elegantes, cuya comida consiste en setas y mantequilla de hadas, un hongo amarillo que se encuentra en las raíces de los árboles.
Gnomos, Trows: Parecidos a los escandinavos, son más pequeños que los humanos, traviesos y malignos. Se convierten en piedras al exponerse a la luz. También temen al sol, pero éste les hace menos daño que a sus parientes escandinavos. Si se los sorprende sobre la su¬perficie de la tierra, no pueden escaparse y durante to¬do el día permanecen asustados, escondidos y refunfu¬ñando, porque además les temen a los hombres.
Los Gnomos Kunal: son una casta muy peculiar dentro de su especie. Se cuenta que entre ellos no hay mujeres, así que se ven obligados a casarse con las mujeres huma¬nas. Pero si nace un bebé gnomo, la madre muere. Los Kunal nunca vuelven a casarse, razón por la cual se ven forzados a vivir una vida solitaria hasta que su hijo crece; entonces ellos también mueren. Algunos se niegan a ca¬sarse y de esta manera pueden vivir eternamente, aun¬que esto constituye un desafío a sus leyes; si no contraen matrimonio a la edad que les corresponde son expulsados de su tierra y obligados a vivir en el exilio. Es por ello que es tan fácil encontrarlos en diversas partes del mundo.
Los demás gnomos son más parecidos a las hadas y a los duendes comunes y, como todos estos personajes, muy amantes de la música. Son un pueblo de gente di¬minuta vestida de gris. Se cree que oírlos hablar trae buena suerte, pero verlos, mala. Las personas suelen te¬nerles miedo, pero cuando los gnomos se encariñan con alguien están dispuestos a hacer el bien.
Los Goblins: son pequeños, perversos y malignos. Se deleitan asustando y haciendo daño a la gente. Suelen ser feos pero muy fuertes, y viven en cuevas subterráneas.
Los Redcaps (Gorros Rojos): se encuentran entre las más perversas criaturas mágicas. Son oriundos de las fronteras entre Escocia e Inglaterra, donde siempre solía haber muchos combates y grandes crueldades. Les gusta vivir en torres y castillos destruidos, en los que se han co¬metido actos de sangre. Cada Gorro Rojo tiene su propio lugar para vivir, y se lo describe como un hombre viejo, de anchas espaldas, muy fuerte, con dientes largos que sobresalen, brazos finos y manos muy delgadas, armadas de garras. Usa botas de hierro y lleva una pica en su ma¬no. Usa un gorro de color rojo oxidado y su mayor deleite es teñirlo de rojo brillante con la sangre de algún viajero incauto. No hay fuerza humana capaz de derrotarlo.
Los Hobgoblins: son personajes amistosos, pueden ser traviesos y aficionados a las bromas, pero son pequeñas criaturas alegres y buenas por naturaleza. Les gusta ju¬gar en las casas de los humanos y ayudar a la gente. Son mucho más aficionados a las bromas que los Brownies.
El Mozo Frío de Hilton: doméstico, es una especie de Brownie. Cuenta la leyenda que es el espíritu de un mo¬zo de establo que fue asesinado por su amo, Lord Hilton. En las noches desordena todo lo que quedó arreglado. Pe¬ro ordena todo lo que estaba en desorden. Canta tristes canciones y tiene una capa y una capucha verdes, rega¬los de unos sirvientes. Cuando se la puso por primera vez, jugó y retozó hasta la aurora. Luego desapareció pa¬ra siempre.
Los Picts: constituyen una raza de la que se sabe po¬co y que, según parece, construyó unas casas de adobe y unas altas torres con ventanas pero sin puertas a las que se accedía por una escalera de cuerda. La gente que los vio dice que son gentes pequeñas, diminutas, pelirrojas, con brazos muy largos y pies tan enormes que cuando llo¬vía podían darlos vuelta y ponérselos como paraguas.
Miden noventa centímetros. Son magníficos construc¬tores. Pueden cortar grandes bloques de piedra en las canteras. Luego hacen una larga hilera y se los van pa¬sando de mano en mano por sobre la cabeza.
Trabajan a tal velocidad que pueden construir un castillo entero en una noche.
Los Pixies, Pigsies o Piskies: son duendes alegres y tra¬viesos, originarios de Somerset, Devon y Cornualles. Tie¬nen diferentes aspectos según su origen, aunque su carác¬ter es similar. Los de Somerset pueden tener el tamaño de un hombre normal, pero por lo general son del tamaño de una mano. Sin embargo todos, sin excepción, son pelirro¬jos, de nariz respingada, bizcos y de boca grande. Usan ro¬pa verde. Los originarios de Devon son pequeños, pálidos, delgados y siempre van desnudos. Los de Cornualles tie¬nen la apariencia de diminutos viejitos vestidos de verde. Puck: es un bromista al que le gusta desorientar y ha¬cer extraviar a la gente. De muy buen sentido del humor, es sumamente cariñoso con los seres humanos. Los ayuda en las tareas domésticas y se lo conjura mediante el rega¬lo de vestidos. Se indigna contra los amantes desdeñosos. Tiene el poder de cambiar de forma. Su aspecto es el de un pequeño sátiro, con cuernos y patas y pezuñas de cabra.
Los Spriggans: eran horribles y feroces Bogies. Se los consideraba como guardaespaldas de las hadas. Si al¬guien insultaba a un hada o trataba de robarle, los Spriggans aparecían repentinamente y actuaban en su defensa. Eran diminutos, pero cuando peleaban se transformaban en seres de gran tamaño.
Los Uriks: eran una especie de Brownies toscos, ori¬ginarios de Escocia. Un Urik tiene un aspecto bastante parecido al de un sátiro. Era una gran fortuna tenerlo en casa, ya que se ocupaba de las tareas domésticas y de la granja, al tiempo que llevaba el ganado a pastar. So¬lía tener una laguna preferida por la que vagaba. Y cuando se sentía solo, buscaba la compañía humana, es¬coltando durante la noche a algún viajero, que por lo ge¬neral se aterrorizaba por ignorar cuan inofensivo y ca¬riñoso era. Los Uriks eran duendes solitarios, pero se reunían entre ellos varias veces por año.
Los Gruagachs: podían ser de dos géneros. O bien una dama feérica vestida de verde, con largos cabellos dorados, unas veces hermosa y otras veces lánguida y macilenta (guardiana del ganado y de la granja). O bien jóvenes masculinos, atractivos y esbeltos, vestidos de verde y rojo, la mayoría desnudos e hirsutos, dedicados a realizar labores de Brownie en la granja que prote¬gían. A ambas clases se les ofrecía leche.
Un aleteo interrumpe tu lectura. Miras hacia todos lados, pero todo está en calma… alguien te dejó un regalo. Una rosa azul. Sonríes. Es un viejo símbolo feérico. Todo es cuestión de paciencia. Las hadas ya están en tu camino.
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Capítulo 8: Naturaleza, criaturas mágicas
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